Publicado por primera vez en 1772, obtuvo un resonante éxito, pero ahí probablemente habría quedado todo si, un siglo después, Nodier y Nerval no hubieran rescatado la novela del olvido otorgando a Cazotte un lugar de honor en el panteón de las letras francesas. Ambos la reivindicaron como la precursora del romanticismo francés, de la novela fantástica, y como la obra cumbre de la literatura demoniaca francesa. Desde hace más de doscientos años los críticos no cesan de elogiar la originalidad de esta novela, resaltando el encanto de su profunda ambigüedad, el juego entre el elemento sobrenatural y las tiranías cotidianas de la ra-zón, entre el bien orgulloso y la humildad del mal, todo enmarcado en una posición narrativa antifilosóficy no dogmática que mezcla humor y trascendentalismo a partes iguales. El poder simbólico del amor, de la pasión, de la nece-sidad de la entrega libre y total a otro, exigencia primera incluso para planes del paradigma del Mal, representado en esta novela por la bellísima, humilde, rendida Biondetta, puede ser considerado lo más tierno que se ha escrito sobre el Diablo.