Tato, el joven buscavidas creado hace ya más de 10 años por Albert Monteys, tiene el peculiar don de
concentrar las más nefastas cualidades que se pueden dar en el ser humano. Si hacemos una breve síntesis de tal
deshecho de virtudes, encontraremos a un tipo capaz de traicionar a su propia sombra, vago hasta las trancas, ordinario
hasta decir basta y cuya única preocupación consiste en reunir el dinero (sin trabajar, por supuesto) necesario para
pagar el alquiler del piso compartido donde habita. Con tan laureado currículum vitae, resulta complicado que la vida
le sonría. Pero a Tato le sobra moral para seguir sin dar un palo al agua y picaresca para hacernos reír, historieta
tras historieta, con sus tronchantes ocurrencias