Fray Bartolomé de las Casas aseguró de él que «había participado en casi mil duelos a muerte y nunca nadie consiguió herirle». Aventurero, seductor y pendenciero durante su juventud, Alonso de Ojeda se embarca con Colón en su segundo viaje y llega a convertirse en comandante en jefe de sus tropas. Su ingenio y astucia le ayudan a vencer en la primera batalla del Nuevo Mundo, donde logra someter al temible cacique Canoabo. Tras regresar a España, recibe de la reina Isabel el encargo de viajar otra vez a las tierras recientemente descubiertas para determinar si en realidad se trata de un continente o tan sólo de un pequeño grupo de islas, tal como continuaba asegurando Colón. Con la ayuda de su gran amigo Juan de la Cosa, confirma que, en efecto, se trata de un nuevo continente, y en el transcurso de su recorrido por las costas del norte de Suramérica hace descubrimientos fascinantes.